Las Leyes de la curación.
Cualquier cosa en este mundo que creas que es buena o valiosa, o que vale la pena luchar por ella, te puede hacer daño y lo hará. No porque tenga el poder de hacerlo, sino únicamente porque has negado que no es más que una ilusión, y le has otorgado realidad. Y así es real para ti y no algo que no es nada. Y al percibirse como real se le abrieron las puertas al mundo de las ilusiones enfermizas. Toda creencia en el pecado, en el poder del ataque, en herir y hacer daño, en el sacrificio y en la muerte, ha llegado a ti de esa manera. Pues nadie puede otorgarle realidad a una sola ilusión y escaparse del resto. Pues ¿quien podría elegir quedarse solo con aquellas ilusiones que prefiere y, al mismo tiempo, encontrar la seguridad que la verdad puede conferir? ¿Quién podría creer que todas las ilusiones son iguales y, al mismo tiempo, mantener que una de ellas es mejor que las demás?

Toda enfermedad tiene su origen en la separación. Cuando se niega la separación, la enfermedad desaparece. Pues desaparece tan pronto como la idea que la produjo es sanada y reemplazada por la cordura y consecuencia respectivamente, en una relación que se mantiene oculta de la conciencia a fin de mantenerla excluida de la luz de la razón.

La culpabilidad clama por castigo, y se le concede su petición. No en la realidad, sino en el mundo de ilusiones y sombras que se erige sobre el pecado. Jesús percibió lo que quería ver porque la percepción es un deseo colmado. La percepción cambia, pues fue concebida para sustituir el conocimiento inmutable. Mas la verdad no ha cambiado. La verdad no se puede percibir, sino solo conocerse. Lo percibido adopta muchas formas, pero ninguna de ellas significa nada. Si lleva ante la verdad, su falta de sentido resulta muy evidente. Pero si se mantiene oculto de la verdad, parece tener sentido y ser real.

Las leyes de la percepción son lo opuesto a la verdad, y lo que es cierto con respecto al conocimiento no lo es con respecto a nada que se encuentre aparte de el. Aún así, Dios ha dado su respuesta al mundo de la enfermedad, la cual es aplicable por igual a cualquier clase de enfermedad. Aunque la respuesta de Dios es eterna, opera en el tiempo, pues ahí es donde se necesita

La respuesta de Dios está allí donde se encuentra la creencia en el pecado, pues solo allí se pueden cancelar sus efectos completamente y dejárseles sin causa. Las leyes de la percepción tienen que ser invertidas, pues son una inversión de las leyes de la verdad. Las leyes de la verdad son eternamente ciertas y no se pueden invertir, no obstante se pueden percibir al revés. Y esto debe corregirse allí donde se encuentra la ilusión de que han sido invertidas

Extraído del libro "Un curso de Milagros" (VI. El amigo que Dios te dio y VII. Las Leyes de la curación)
Agradecer a YOSOY por su aportación.



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